sábado, 20 de agosto de 2016

Ya No Sois Extranjero


Efesios 2:10–22

10  Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
11  Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión, hecha con mano en la carne;
12  y de que en aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel, y ajenos a los convenios de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
13  Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.
14  Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación,
15  aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientosexpresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,
16  y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.
17  Y vino, y anunció la paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca,
18  porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.
19  Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos con los santos, y miembros de la familia de Dios;
20  edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,
21  en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;
22  en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.




viernes, 29 de julio de 2016

Jesús Es Condenado Ante Pilato



Mateo 27:1–2, 11–25

1  Y cuando llegó la mañana, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo entraron en consejo contra Jesús, para entregarle a muerte.
2  Y lo llevaron atado y lo entregaron a Poncio Pilato, el gobernador.
...
11  Y Jesús estaba de pie delante del gobernador; y el gobernador le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú lodices.
12  Y al ser acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, nada respondió.


13  Pilato entonces le dijo: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti?
14  Pero Jesús no le respondió ni una palabra, de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho.
15  Y, en el día de la fiesta, acostumbraba el gobernador soltar un preso al pueblo, el que quisiesen.
16  Y tenían entonces un preso famoso que se llamaba Barrabás.
17  Y habiéndose ellos reunido, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte? ¿A Barrabás o a Jesús, que es llamado el Cristo?,
18  porque sabía que por envidia le habían entregado.
19  Y estando él sentado en el tribunal, su esposa le mandó decir: No tengas nada que ver con ese justo, porque hoy he padecido muchas cosas en sueños por causa de él.

20  Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron al pueblo de que pidiese a Barrabás, y de que se diese muerte a Jesús.
21  Y respondiendo el gobernador, les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: ¡A Barrabás!
22  Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré con Jesús, que es llamado el Cristo? Le dijeron todos: ¡Sea crucificado!
23  Y el gobernador les dijo: Pues, ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban más, diciendo: ¡Sea crucificado!
24  Y viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo. ¡Allá vosotros!
25  Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos.


miércoles, 6 de julio de 2016

Jesús Es Juzgado Por Caifás.Pedro Niega Conocer a Jesús


57  Y los que prendieron a Jesús le llevaron a Caifás, el sumo sacerdote, donde los escribas y los ancianos estaban reunidos.
58  Mas Pedro le seguía de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando, se sentó con los guardias, para ver el fin.
59  Y los principales sacerdotes, y los ancianos y todo el consejo buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarlo a la muerte;
60  pero no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se presentaban; mas al fin vinieron dos testigos falsos,
61  que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios y en tres días reedificarlo.

6

Mateo 26:57–75

2  Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican estos contra ti?
63  Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.
64  Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.
65  Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia.
66  ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es culpable de muerte!
67  Entonces le escupieron en el rostro y le dieron de puñetazos; y otros le abofeteaban,



68  diciendo: Profetízanos tú, Cristo, quién es el que te ha golpeado.
69  Y Pedro estaba sentado fuera en el patio; y se acercó a él una criada, diciendo: Tú también estabas con Jesús, el galileo.
70  Pero él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices.
71  Y saliendo él a la puerta, le vio otra y dijo a los que estaban allí: También este estaba con Jesús de Nazaret.
72  Y negó otra vez con juramento: No conozco al hombre.
73  Y un poco después se acercaron los que estaban por allí y dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre.
74  Entonces él comenzó a maldecir y a jurar, diciendo: ¡No conozco al hombre! Y enseguida cantó el gallo.
75  Entonces se acordó Pedro de las palabras que Jesús le había dicho: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente.


martes, 28 de junio de 2016

El Salvador Sufre En Getsemaní




Mateo 26:36–57

36  Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, mientras voy allí y oro.
37  Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera.
38  Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo.
39  Y yéndose un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
40  Y vino a sus discípulos y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?
41  Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.



42  Otra vez fue y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.
43  Y vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño.
44  Y dejándolos, se fue de nuevo y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras.
45  Entonces vino a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad. He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores.
46  ¡Levantaos, vamos! He aquí ha llegado el que me entrega.
47  Mientras todavía hablaba, he aquí llegó Judas, uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y con palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo.



48  Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo bese, ése es; prendedle.
49  Y en seguida se acercó a Jesús y dijo: Salve, Maestro. Y le besó.
50  Y Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué vienes? Entonces se acercaron, y echaron mano a Jesús y le prendieron.
51  Y he aquí, uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hirió a un siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja.
52  Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que tomen espada, a espada perecerán.
53  ¿Acaso piensas que no puedo orar a mi Padre ahora, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?
54  ¿Cómo, pues, se cumplirían las Escrituras de que así debe suceder?
55  En aquella hora dijo Jesús a la gente: ¿Así como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis.
56  Mas todo esto ha sucedido para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron.
57  Y los que prendieron a Jesús le llevaron a Caifás, el sumo sacerdote, donde los escribas y los ancianos estaban reunidos.



viernes, 24 de junio de 2016

Jesús Advierte A Pedro Y Ofrece La Oraión Intercesora



Lucas 22:31–34

31  Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;
32  pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, fortalece a tus hermanos.
33  Y él le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo aun a la cárcel y a la muerte.
34  Y él dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces.


La Última Cena





Juan 13:1–35













1  ANTES de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había lleg
ado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
2  Y acabada la cena, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas hijo de Simón Iscariote que le entregase,
3  sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios y a Dios iba,
4  se levantó de la cena, y se quitó su manto y, tomando una toalla, se la ciñó.
5  Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.
6  Entonces llegó a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies?
7  Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora; pero lo entenderás después.
8  Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Le respondió Jesús: Si no te lavo, no tendrás parte conmigo.
9  Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza.
10  Jesús le dijo: El que está lavado no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos.
11  Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos.
12  Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a sentarse a la mesa y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho?
13  Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y decís bien, porque lo soy.
14  Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.
15  Porque ejemplo os he dado, para que así como yo os he hecho, vosotros también hagáis.
16  De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió.
17  Si sabéis estas cosas, bienaventurados sois si las hacéis.
18  No hablo de todos vosotros; yo sé a quiénes he elegido; pero para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo levantó contra mí su calcañar.
19  Desde ahora os lo digo antes que suceda, para que cuando suceda, creáis que yo soy.
20  De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo envío, a mí me recibe; y el que a mí me recibe, recibe al que me envió.
21  Cuando hubo dicho Jesús esto, se conmovió en el espíritu, y testificó y dijo: De cierto, de cierto os digo que uno de vosotros me va a entregar.
22  Entonces los discípulos se miraron unos a otros, sin saber de quién hablaba.

23  Y uno de sus discípulos, a quien Jesús amaba, estaba reclinado en el pecho de Jesús.
24  A éste, pues, hizo señas Simón Pedro, para que preguntase quién era aquel de quien hablaba.
25  Él entonces, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es?
26  Respondió Jesús: Es aquel a quien yo le dé el pan mojado. Y mojando el pan, se lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón.
27  Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo pronto.
28  Pero ninguno de los que estaban a la mesa entendió por qué le dijo eso.
29  Porque unos pensaban que, como Judas tenía la bolsa, Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta; o que diese algo a los pobres.
30  Cuando él, pues, hubo tomado el bocado, salió en seguida; y era ya de noche.
31  Entonces, cuando él salió, dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él.
32  Si Dios es glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo, y en seguida le glorificará.
33  Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis, pero, como dije a los judíos: A donde yo voy, vosotros no podéis ir; así os digo a vosotros ahora.






34  Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis los unos a los otros.
35  En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros.


A Mi Lo Hicisteis

Mateo 25:31–46

31  Y cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria.
32  Y serán reunidas delante de él todas las naciones; entonces apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.
33  Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a la izquierda.
34  Entonces el Rey dirá a los que estén a su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
35  Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;
36  estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; estuve en la cárcel, y vinisteis a mí.
37  Entonces los justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te sustentamos?, ¿o sediento y te dimos de beber?
38  ¿Y cuándo te vimos forastero y te recogimos?, ¿o desnudo y te cubrimos?
39  ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?
40  Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de éstos, mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.
41  Entonces dirá también a los que estén a la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.
42  Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;
43  fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis.
44  Entonces también ellos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o sediento, o forastero, o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te servimos?
45  Entonces les responderá, diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.
46  E irán éstos al tormento eterno, y los justos a la vida eterna.


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